Lo malo de la espontaneidad es que es casi seguro que siempre te va a estar faltando algo que se adecua perfecto a la situación a la cual llegues a encontrarte.
O sea estabas yendo a la facultad y de la nada te escapaste y terminaste yendo a pescar pero te olvidaste la caña, la carnada y el OFF.
Igual es una de las cosas hermosas de la espontaneidad de las cuales un buen ser espontáneo debe reírse, de lo contrario no se mienta: usted no es espontáneo, vaya organice y después salga de casa.
Yo soy de esas personas que se rien y buscan la manera de pescar con un zapato, pero debo de estar rodeada de gente que entienda que en ese momento prefiero tener un zapato que una caña.
lunes, 4 de junio de 2007
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